lunes, 26 de octubre de 2020

 


Manual del curso, pág. 86-87 

El Cortesano. 

Baltasar de Castiglione 

Libro IV 

Retrato de Baltasar de Castiglione por Rafael. Museo del Louvre 

 

 

 

Libro llamado el cortesano [Texto impreso] / traduzido agora nueuamente en nuestro vulgar castellano por Boscán, 1542. Biblioteca Digital Hipánica. 

 
 

Bembo: “(...) y así con esto trae sabrosamente a sí los ojos que le ven, y penetrando por ellos se imprime en el alma de quien le mira, y con una nueva y extraña dulzura toda la trastorna y la hinche de deleite, y encendiéndola, la mueve a un deseo grande de él; así que, quedando presa el alma del deseo de gozar de esta hermosura como de cosa buena, si se deja guiar por el sentido, da de ojos en grandes errores, y juzga que aquel cuerpo, en el cual se ve la hermosura, es la causa principal de ella, y así, para gozarla enteramente, piensa que es necesario juntarse del todo, lo más que sea posible, con él; y este es gran error, y por eso, el que cree gozar la hermosura poseyendo el cuerpo donde ella mora, recibe engaño, y es movido no de verdadero conocimiento por elección de razón, sino de opinión falsa por el apetito del sentido; y así también el placer que se sigue de esto ha de ser de necesidad falso.  


Canció IV, estancia 4

 


De la Vega, Garcilaso, Poesías castellanas completas”ed. Elías L RiversMadrid, Clásicos Castalia, 1989 

Canción IV 4; vv. 60-80 

Los ojos, cuya lumbre bien pudiera 

2 tornar clara la noche tenebrosa 

3 y escurecer el sol a mediodía, 

4 me convirtieron luego en otra cosa, 

5 en volviéndose a mí la vez primera 

6 con la calor del rayo que salía 

7 de su vista, qu’ en mí se difundía; 

8 y de mis ojos la abundante vena 

9 de lágrimas, al sol que me inflamaba, 

10 no menos ayudaba 

11 a hacer mi natura en todo ajena 

12 de lo que era primero. Corromperse 

13 sentí el sosiego y libertad pasada 

14 y el mal de que muriendo estó engendrarse, 

15 y en tierra sus raíces ahondarse 

16 tanto cuanto su cima levantada 

17 sobre cualquier altura hace verse; 

18 el fruto que d’aquí suele cogerse 

19 mil es amargo, alguna vez sabroso, 

20 más mortífero siempre y ponzoñoso.