martes, 17 de noviembre de 2020

Origen de Lázaro de Tormes

 

La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. 2004

http://www.cervantesvirtual.com/portales/literatura/obra-visor/la-vida-de-lazarillo-de-tormes-y-de-sus-fortunas-y-adversidades--0/html/fedb2f54-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html#I_2_

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Tratado primero

Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre; y fue de esta manera: mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años; y, estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí. De manera que con verdad me puedo decir nacido en el río.

Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó y no negó, y padeció persecución por justicia. Espero en Dios que está en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre (que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho), con cargo de acemilero de un caballero que allá fue. Y con su señor, como leal criado, feneció su vida.

Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos por ser uno de ellos, y vínose a vivir a la ciudad y alquiló una casilla y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas.

Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban vinieron en conocimiento. Éste algunas veces se venía a nuestra casa y se iba a la mañana. Otras veces, de día llegaba a la puerta en achaque de comprar huevos, y entrábase en casa. Yo, al principio de su entrada, pesábame con él y habíale miedo, viendo el color y mal gesto que tenía; mas, de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne y en el invierno leños a que nos calentábamos.


Al discreto lector: EL PATRAÑUELO

 Timoneda, Juan de, El Patrañuelo, Valencia, Joan Mey,1567.

Timoneda, Juan de, El Patrañuelo, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2004. Disponible en línea: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-patranuelo--0/html/



Epístola al amantísimo lector


Como la presente obra sea para no más de algún pasatiempo y recreo humano, discreto lector, no te des a entender que lo que en el presente libro se contiene sea todo verdad, que lo más es fingido y compuesto de nuestro pobre saber y bajo entendimiento; y, por más aviso, el nombre de él te manifiesta clara y distintamente lo que puede ser, porque Patrañuelo deriva de patraña, y patraña no es otra cosa sino una fingida traza, tan lindamente amplificada y compuesta, que parece que trae alguna apariencia de verdad.

Y así, semejantes marañas las intitula mi lengua natural valenciana rondalles, y la toscana novelas, que quiere decir: «Tú, trabajador, pues no velas, yo te desvelaré con algunos graciosos y asesados cuentos, con tal que los sepas contar como aquí van relatados, para que no pierdan aquel asiento ilustre y gracia con que fueron compuestos.» Vale.



domingo, 8 de noviembre de 2020

El nacimiento del río Erimanto

 

Lange, Johann, Album Amicorum (1592-1620): 

https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b10303692d/f1.planchecontact

Suárez Miramón, Ana, “La construcción de la modernidad en la literatura española”, Madrid, Ramón Areces-UNED, 2015. pág. 125 

 
Prosa V 
 

Llegamos a las fuentes de un río llamado Erimanto, que desde el pie de un monte por una brecha en la roca viva con grande y terrible estruendo, y con una ebullición de blancas espumas, se lanza al llano, y corriendo por éste va fatigando con su rumor las cercanas selvas. Desde lejos, para quien allí se acercase solitario, tal hecho sería en un primer momento causa de un pavor inestimable; y seguramente no sin motivo, ya que se considera, casi como cierto, por la común opinión de los pueblos vecinos, que en aquel lugar habitan las Ninfas de la región, que, para provocar el miedo en el ánimo de los que hasta allí quieren aproximarse, hacen ese sonido tan inaudito. 

 
 

Égloga II; la juventud del tercer duque de Alba

 

Fernando Álvarez de Toledo, tercer duque de Alba. Retratado por Antonio Moro.


De la Vega, Garcilaso, “Poesías castellanas completas”, ed. Elías L Rivers, Madrid, Clásicos Castalia, 1989 


Égloga II vv. 1362-1378 


Allí con rostro blando  y amoroso 

2 Venus aquel hermoso  mozo mira 

y luego le retira  por un rato 

4 d’aquel áspero trato  y son de hierro; 

mostrábale ser yerro  y ser mal hecho 

6 armar contino el pecho  de dureza, 

7 no dando a la terneza  alguna puerta. 

8 Con él en una huerta  entrada siendo, 

9 una ninfa dormiendo  le mostraba; 

10 el mozo la miraba  y juntamente, 

11 de súpito accidente  acometido, 

12 estaba embebecido,  y a la diosa 

13 que a la ninfa hermosa  s’allegase 

14 mostraba que rogase,  y parecía 

15 que la diosa temía  de llegarse. 

16 Él no podía hartarse  de miralla, 

17 de eternamente amalla  proponiendo. 

domingo, 1 de noviembre de 2020

Nota sobre la Canción IV

El fragmento corresponde a la estancia cuarta de la Canción IV, la canción más larga y compleja de su producciónconsta de 16versos distribuidos en ocho estancias de veinte versos y una estancia final de nueve versos que recibe el nombre de envío. Parece que el modelo formal y temático es la Canción II de Petrarca, Del dulce tiempo de la edad primeraque está compuesta, igualmentede ocho estancias de veinte versos, siendo el décimo heptasílabo, y de un envío o tornada de nueve. 



 

La extensión y la dificultad de las estancias de la Canción IV contrastan con las estancias de las canciones primera (59 vv.)segunda (67vv.) y tercera (73 vv.) que constan de trece versos, y con las de quinta (110 vv.) que sólo tienen cinco. 

También destaca por tener un solo heptasílabo por estancia (v. 10) frente a los tres, de la primera; los ocho, de la segunda; los nueve, de la tercera; y los tresde la quinta. Esta peculiaridad no pasó inadvertida a Herrera (Obras de Garcilaso de La Vega con anotaciones de Fernando de Herrera, Sevilla, Alonso de la Barrera, 1580) 


y que pocas merecen igualdad con ella por estar toda llena de versos enteros que son los endecasílabos, porque sólo uno tiene roto en cada estancia, acrecienta más gravedad y grandeza y magnificencia. Y aunque las canciones que tienen corto sólo un verso son austeras y no agradables en el armonía, ésta no padece semejante defecto porque va templada la gravedad con tanta dulzura y belleza de la lengua y suavidad de números que alcanza todo lo que se puede desear en este género. 


Otro de sus comentaristas, Tomás Tamayo de Vargas (Garcilaso de la Vega, natural de Toledo, príncipe de los poetas castellanosMadrid, Juan Sánchez, 1612) la ponderó con estas palabras: 


La IV es tal que, a mi ver, no tienen todas las lenguas juntas cosa más culta: y así, es la primera de las obras de Garcilaso que cuando sólo quedara de tanto como tenemos que agradecer al tiempo que nos ha conservado como de qué quejarnos de él por lo que nos quitó, bastaba para la honra de un gran varón: porque si se mira la poesía, es cuidadosa; si la materia, importantísima; si la disposición, extremada; si la dificultad de la mucha filosofía que en sí encierra, reducida con suma claridad a lo que sólo el ingenio capacísimo de Garcilaso podía comprehender, no otro.”