El cortesano
Libro IV capítulo VI
Baltasar de Castiglione
Mas hablando de la hermosura de que nosotros ahora tratamos, la cual es solamente aquella que parece en los cuerpos, y en especial en los rostros humanos y mueve aquel ardiente deseo que llamamos amor, diremos que es un lustre o un bien que mana de la bondad divina, el cual aunque se extienda y se derrame sobre todas las cosas criadas como la luz del sol, todavía cuando halla un rostro bien medido y compuesto, con una cierta alegre y agradable concordia de colores distintos, y ayudados de sus lustres y de sus sombras, y de un ordenado y proporcionado espacio y término de líneas, infúndese en él, y muéstrase hermosísimo, aderezando y ennobleciendo aquel sujeto, donde él resplandece acompañándole, y alumbrándole de una gracia y resplandor maravilloso, como rayo de sol que da en un hermosos vaso de oro, muy bien labrado y lleno de piedras preciosísimas; y así con esto trae sabrosamente a sí los ojos que le ven, y penetrando por ellos se imprime en el alma de quien le mira, y con una nueva y extraña dulzura toda la trastorna y la hinche de deleite, y encendiéndola, la mueve a un deseo grande de él; así que, quedando presa el alma del deseo de gozar de esta hermosura como de cosa buena, si se deja guiar por el sentido, da de ojos en grandes errores, y juzga que aquel cuerpo, en el cual se ve la hermosura, es la causa principal de ella, y así, para gozarla enteramente, piensa que es necesario juntarse de todo, lo más que sea posible, con él; y este es gran error, y por eso, el que cree gozar la hermosura poseyendo el cuerpo donde ella mora, recibe engaño, y es movido no de verdadero conocimiento por elección de razón, sino por opinión falsa por el apetito del sentido; y así también el placer que se sigue de esto ha de ser de necesidad falso
El texto nos habla de la belleza humana; primero nos habla de la belleza fisica, en especial del rostro y nos compara la hermosura como si fuera algo sobrenatural. A continuación nos describe la armonia de un rostro rozando la perfección, mostrando como favorece a un ser y como reacciona una persona al percibir semejante belleza en aquel rostro. Por último dice que el encegecimiento hacia la hermosura puede llevar al engaño y hacer una imajen erronea y falsa de la persona.
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