lunes, 31 de octubre de 2011

La belleza del rostro

El cortesano
Libro IV capítulo VI
Baltasar de Castiglione
Mas hablando de la hermosura de que nosotros ahora tratamos, la cual es solamente aquella que parece en los cuerpos, y en especial en los rostros humanos y mueve aquel ardiente deseo que llamamos amor, diremos que es un lustre o un bien que mana de la bondad divina, el cual aunque se extienda y se derrame sobre todas las cosas criadas como la luz del sol, todavía cuando halla un rostro bien medido y compuesto, con una cierta alegre y agradable concordia de colores distintos, y ayudados de sus lustres y de sus sombras, y de un ordenado y proporcionado espacio y término de líneas, infúndese en él, y muéstrase hermosísimo, aderezando y ennobleciendo aquel sujeto, donde él resplandece acompañándole, y alumbrándole de una gracia y resplandor maravilloso, como rayo de sol que da en un hermosos vaso de oro, muy bien labrado y lleno de piedras preciosísimas; y así con esto trae sabrosamente a sí los ojos que le ven, y penetrando por ellos se imprime en el alma de quien le mira, y con una nueva y extraña dulzura toda la trastorna y la hinche de deleite, y encendiéndola, la mueve a un deseo grande de él; así que, quedando presa el alma del deseo de gozar de esta hermosura como de cosa buena, si se deja guiar por el sentido, da de ojos en grandes errores, y juzga que aquel cuerpo, en el cual se ve la hermosura, es la causa principal de ella, y así, para gozarla enteramente, piensa que es necesario juntarse de todo, lo más que sea posible, con él; y este es gran error, y por eso, el que cree gozar la hermosura poseyendo el cuerpo donde ella mora, recibe engaño, y es movido no de verdadero conocimiento por elección de razón, sino por opinión falsa por el apetito del sentido; y así también el placer que se sigue de esto ha de ser de necesidad falso

1 comentario:

  1. El texto nos habla de la belleza humana; primero nos habla de la belleza fisica, en especial del rostro y nos compara la hermosura como si fuera algo sobrenatural. A continuación nos describe la armonia de un rostro rozando la perfección, mostrando como favorece a un ser y como reacciona una persona al percibir semejante belleza en aquel rostro. Por último dice que el encegecimiento hacia la hermosura puede llevar al engaño y hacer una imajen erronea y falsa de la persona.

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