Basilio
¿Quién, Astolfo, podrá parar prudente
la furia de un caballo desbocado?
¿Quién detener de un río la corriente 2430
que corre al mar soberbio y despeñado?
¿Quién un peñasco suspender, valiente,
de la cima de un monte desgajado?
Pues todo fácil de parar ha sido
y un vulgo no, soberbio y atrevido.
Dígalo en bandos el rumor partido,
pues se oye resonar en lo profundo
de los montes el eco repetido;
unos ¡Astolfo, y otros ¡Segismundo!
El dosel de la jura, reducido 2440
a segunda intención, a horror segundo,
teatro funesto es, donde importuna
representa tragedias la Fortuna
Astolfo
Suspéndase, señor, el alegría;
cese el aplauso y gusto lisonjero
que tu mano feliz me prometía;
que si Polonia, a quien mandar espero,
hoy se resiste a la obediencia mía,
es porque la merezca yo primero.
Dadme un caballo, y de arrogancia lleno, 2450
rayo descienda el que blasona trueno.
Basilio
Poco reparo tiene lo infalible,
y mucho riesgo lo previsto tiene;
y si ha de ser, la defensa es imposible
que quien la excusa más, más la previene.
¡Dura ley! ¡Fuerte caso! ¡Horror terrible!
quien piensa que huye el riesgo, al riesgo viene;
con lo que yo guardaba me he perdido;
yo mismo, yo mi patria he destruído.