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viernes, 10 de diciembre de 2010
jueves, 9 de diciembre de 2010
miércoles, 1 de diciembre de 2010
La versión de Fernández Ardevín
Esta versión adopta la perspectiva del niño, por completo ajena a la situación de Lázaro como adulto. Una de sus secuencias recoge el fragmento que comentamos esta tarde, aunque este fragmento sólo aparece en la edición de Alcalá, 1554
martes, 30 de noviembre de 2010
A lo cual yo
A lo cual yo no respondí. Yendo que íbamos así por debajo de unos soportales, en Escalona adonde a la sazón estábamos, en casa de un zapatero había muchas sogas y otras cosas que de esparto se hacen, y parte de ellas dieron a mi amo en la cabeza. El cual, alzando la mano, tocó en ellas, y viendo lo que era díjome:
Yo, que bien descuidado iba de aquello, miré lo que era y, como no vi sino sogas y cinchas, que no era cosa de comer, díjele:
Y así pasamos adelante por el mismo portal y llegamos a un mesón, a la puerta del cual había muchos cuernos en la pared, donde ataban los recueros sus bestias, y como iba tentando si era allí el mesón adonde él rezaba cada día por la mesonera la oración de la emparedada, asió de un cuerno, y con un gran suspiro dijo:
-¡Oh, mala cosa, peor que tienes la hechura! ¡De cuántos eres deseado poner tu nombre sobre cabeza ajena y de cuán pocos tenerte ni aun oír tu nombre por ninguna vía!
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