Quiero que Raíz y Fruto sea una tablilla de cera, un cincel sobre la piedra, una pluma y un papel; un cuaderno con tachones y ejercicios nunca hechos, un diario de deseos, un tablero para juegos, un gran espejo bruñido con habilidad y esfuerzo; un cruce de caminos, un lugar ameno, un punto para el encuentro, un par de brazos abiertos, una rosa de los vientos...
Y si llegan a cumplirse mis deseos, Raíz y Fruto estará entre la tierra y el cielo
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