lunes, 15 de noviembre de 2010

Entonces mi mujer

Entonces mi mujer echó juramentos sobre sí, que yo pensé la casa se hundiera con nosotros. Y después tomóse a llorar y a echar maldiciones sobre quien conmigo la había casado, en tal manera que quisiera ser muerto antes que se me hubiera soltado aquella palabra de la boca. Mas yo de un cabo y mi señor de otro, tanto le dijimos y otorgamos que cesó su llanto, con juramento que le hice de nunca más en mi vida mentalle nada de aquello, y que yo holgaba y había por bien de que ella entrase y saliese de noche y de día, pues estaba bien seguro de su bondad. Y así quedamos todos tres bien conformes.
Hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso; antes, cuando alguno siento que quiere decir algo de ella, le atajo y le digo:
-Mirad, si sois mi amigo, no me digáis cosa con que me pese, que no tengo por mi amigo al que me hace pesar, mayormente si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero, y la amo más que a mí, y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco. Que yo juraré sobre la hostia consagrada que es tan buena mujer como vive dentro de las puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me mataré con él.
De esta manera no me dicen nada, y yo tengo paz en mi casa.
Esto fue el mismo año que nuestro victorioso Emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró y tuvo en ella Cortes, y se hicieron grandes regocijos, como Vuestra Merced habrá oído. Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Práctica

Se trata de loclizar en el texto los recursos expresivos: anáfora, aliteración, paralelismo, repetición de palabras, lítote, e ironia. También los modos de referir la lengua de otro; refranes, citas, estilo indirecto.
Manos a la obra, que el error está en no hacer nada

Yo por bien tengo

Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite.
Y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello.
Y así vemos cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son.
Y esto para (en) que ninguna cosa se debería romper ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar de ella algún fruto.
Porque, si así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo pasan, ser recompensados, no con dineros, mas con que vean y lean sus obras y, si hay de qué, se las alaben.
Y, a este propósito, dice Tulio: «La honra cría las artes».

jueves, 4 de noviembre de 2010

El sueño de Albanio

El sueño de Albanio




Albanio
1-3         En medio del invierno está templada
el agua dulce desta clara fuente,
y en el verano más que nieve helada.
13-18     El dulce murmurar deste rüido,
el mover de los árboles al viento,
el suave olor del prado florecido
 podrian tornar d’enfermo y descontento
cualquier pastor del mundo alegre y sano;
yo solo en tanto bien morir me siento.
31-33     ¡Ay miembros fatigados, y cuán firme
es el dolor que os cansa y enflaquece!
¡Oh, si pudiese un rato aquí adormirme!
Salicio
64-79     Convida a un dulce sueño
 aquel manso rüido
del agua que la clara fuente envía,
        y las aves sin dueño,
        con canto no aprendido,
hinchen el aire de dulce armonía.
        Háceles compañía,
        a la sombra volando
        y entre varios olores
        gustando tiernas flores,
la solícita abeja susurrando;
        los árboles, el viento
al sueño ayudan con su movimiento
77-82                    ¿Quién duerme aquí? ¿Dó está que no le veo?
¡Oh, hele allí! ¡Dichoso tú, que aflojas
la cuerda al pensamiento o al deseo!
Albanio
113-115                ¿Es esto sueño, o ciertamente toco
la blanca mano? ¡Ah, sueño, estás burlando!
Yo estábate creyendo como loco.
Salicio
122-123                Albanio, deja el llanto, qu’en oíllo
me aflijo.
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